Bienvenidos al cóctel de agasajo a la prensa que cada año realizamos para reconocer vuestro trabajo sobre la información económica y financiera.
Quiero destacar especialmente la labor periodística como pieza clave del sistema democrático, a ustedes por la búsqueda de información precisa, por los análisis que seguimos con atención a lo largo del todo el año y por su aporte al debate público.
Hoy estamos frente a una nueva gestión de Gobierno que asumió hace pocos días, celebrando que el proceso electoral y el traspaso de mando se hayan realizado en forma pacífica y en el marco de la democracia, en momentos en los que la región atraviesa gran conflictividad. Todo esto nos recuerda que la defensa de las instituciones debe ser un ejercicio permanente en el que el periodismo tiene un rol central.
Nuevamente decimos que el 2019 fue un año muy difícil en materia económica: recesión, alta inflación, controles cambiarios y un aumento del nivel de pobreza que preocupa a todos.
En lo que se refiere al sistema financiero, el año termina con reducción en el crédito al sector privado y con una salida de depósitos en dólares desde las PASO del 45%.
Por lo ácido del stress test, en cualquier otro país ese porcentaje hubiera generado un colapso sistémico. En nuestro caso, sirvió para demostrar que lo que venimos diciendo respecto de la solvencia y la liquidez del nuestro era cierto, se cumplió en tiempo y forma con los depositantes honrando los contratos firmados, resultado de la aplicación de rigurosos criterios de liquidez y normativa prudencial que establece que sólo pueden tomar dólares quienes los producen.
Sin embargo, no fue gratuito. El problema fue que perjudicó la capacidad prestable en dólares, cuestión que es importante revertir a la mayor brevedad para poner en marcha el círculo virtuoso de las exportaciones y generación genuina de divisas.
Por eso, una vez más, repetimos que es esencial cuidar al ahorrista, generar confianza y retribuir a quienes depositan sus pesos para que no pierdan ante la inflación. Técnicamente, es fundamental que la tasa sea positiva en términos reales. Solo así podremos salir de un sistema prácticamente transaccional y crecer en depósitos a plazo, que son la materia prima de nuestro sistema.
Ahora bien, nuestro sistema comparado con los países de la región es el más pequeño medido tanto en depósitos como créditos frente al PIB. La morosidad es de 4,9% mientras que la rentabilidad llega a 42,9%, por lo que, si bien luce positiva en términos nominales, cuando consideramos la inflación, resulta negativa.
La ventaja del tamaño es que nos permite crecer, los bancos están capacitados para hacerlo, todos ellos han realizado y realizan importantes inversiones entre las que se destacan aquellas en tecnología.
Como dije, para crecer en depósitos es importante recuperar el valor de nuestra moneda atacando la inflación. Más depósitos significan más créditos, los bancos queremos prestar. El crédito es un factor de igualación social que permite el desarrollo de todos los sectores de la economía, la industria, la tecnología, el agro, el consumo y la vivienda. Queremos ayudar a alcanzar ideas y proyectos de cada uno de ellos.
Un aspecto central en términos de equidad entre los tomadores de préstamos es el impositivo. Toda nuestra operatoria está plagada de impuestos distorsivos como Débitos y Créditos, Ingresos Brutos, Sellos y de tasas municipales, como seguridad e higiene que se aplica según la facturación de Ingresos Brutos de la entidad y no se relaciona en nada con la supuesta Seguridad e Higiene.
Toda esta carga fiscal es una mochila que terminan soportando los clientes, que no es otra cosa que el famoso costo argentino, que en todas las actividades quita productividad y competitividad. Costo que en empresas de cualquier actividad afecta la rentabilidad pero que siempre terminan pagando las personas tanto como usuarios o consumidores finales.
Creo que no me equivoco si digo que respecto de los créditos solo los hipotecarios están exentos de Ingresos Brutos (realmente están gravados al 0%). Esta situación afecta directamente a las familias, por eso no entiendo como las provincias que casi en su mayoría han sido superavitarias en el 2018 y en el 2019, insistan en pedir la suspensión del cumplimiento del Pacto Fiscal que suscribieron en 2017.
La comparación con los países vecinos demuestra que hoy tenemos una presión tributaria de las más elevadas del mundo.
Sin dudas esta situación impide que se realicen inversiones. Necesitamos revertir esta situación hasta lograr que la suma de gravámenes sea compatible con las tasas de retorno esperadas. De esa forma se podrá dar un paso importante en contra de la informalidad.
Cerca del 35% de la economía opera en negro perjudicando a trabajadores, empresas y al propio Estado. La utilización de dinero en efectivo no sólo facilita la ilegalidad de las operaciones, también es un instrumento clave en delitos como la trata de personas, el contrabando y tráfico de todo tipo.
En el sistema por año se acreditan pesos (sueldos, jubilaciones y planes) equivalentes a US$120.000 millones y salen pesos equivalentes a US$ 65.000 millones (30% son retiros de pymes y 70% personas de las cuales casi por mitades son salarios y otros). Si nos propusiéramos bajar anualmente un 20% el uso del efectivo la recaudación fiscal podría incrementarse por año en aproximadamente US$ 5.000 millones.
Para ello, debemos contar con un programa económico y fiscal robusto que enfrente estos problemas.
Los bancos han invertido y seguirán haciéndolo para reducir el uso de efectivo y aumentar la cantidad de operaciones electrónicas que crecen a un ritmo sostenido tanto a través de sus plataformas de home-banking como en las operaciones mobile, mejorando notablemente la experiencia de los usuarios.
El desafío de aumentar la bancarización con inclusión financiera, requiere de la articulación de políticas entre el sector público y el privado. Aumentar el acceso y uso de los servicios financieros debe darse en un marco de sana competencia y equidad regulatoria con las fintechs.
Si bien hubo avances en la equiparación de regímenes de retención y percepción de gravámenes (IVA e IIBB), todavía hay una competencia desleal con las cuentas de recaudación bancarias que termina con una menor recaudación del Estado.
Estamos acelerando nuestro trabajo para lograr mejores políticas vinculadas al cuidado del medio ambiente. Este año con la participación de las cámaras del sector 19 bancos firmaron el primer Protocolo de Finanzas Sostenibles.
Desde ABA impulsamos capacitaciones para identificar y gestionar el riesgo ambiental para mejorar la calidad de los créditos.
En lo que resta del año y los primeros meses del 2020 Argentina tiene el reto de llevar adelante la renegociación de su deuda, mostrar su voluntad de pago y mantener relaciones comerciales con el resto del mundo que le permitan generar riqueza, empleos de calidad, una inserción inteligente con resto del mundo, priorizando los vínculos con nuestros principales socios económicos y el desarrollo de nuestras empresas.
En un mundo inestable en cuanto a sus relaciones de poder, escuchamos que los países desarrollados, los organismos de crédito como el FMI y los tenedores de deuda privados, desean y necesitan que nuestro país se recupere, crezca y pueda cumplir con sus obligaciones. Básicamente, el mundo quiere que a la Argentina le vaya bien y nosotros debemos trabajar para que así sea.