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Fuente: Clarín
Annabella Quiroga

En el seminario Desafíos de la Argentina que viene, organizado por Clarín Eventos, los representantes de 4 de los principales bancos del país debatieron acerca de la necesidad de impulsar la bancarización y el ahorro. En medio de la crisis desatada por el salto del dólar tras las Paso, los banqueros remarcaron que el sistema está sólido para enfrentar la volatilidad y la demanda de los depositantes. Los ejecutivos que participaron del evento en el Malba fueron Enrique Cristofani (Santander), Martín Zarich (BBVA), Javier González Fraga (Banco Nación) y Fabián Kon (Galicia).

El primero en exponer fue Zarich, quien destacó que tras la crisis que generó la salida del 30% de los depósitos en dólares, “el sistema sigue estando muy líquido tanto en pesos como en dólares. Está solvente para enfrentar volatilidad y tenemos baja morosidad pese a llevar más de un año de recesión».

Tanto Zarich como sus colegas destacaron que la enorme diferencia entre esta crisis y la de 2001 es que esta vez no hay descalce de monedas: hoy los bancos solo les dan créditos en dólares a los exportadores que generan divisas. En cambio en 2001 había préstamos dolarizados.

Para Kon, la condición esencial para impulsar la bancarización y fomentar las inversiones “es que el ahorrista tenga la certeza de que va a estar protegido y que el rendimiento de sus inversiones no va a estar erosionado por la inflación”. En ese sentido Kon destacó que “los cambios en las reglas de juego, como el reperfilamiento (de la deuda) y la devaluación, atentan contra el ahorro”. El mercado de capitales de Argentina es extremadamente acotado. Como referencia, los banqueros explicaron que el de Chile es 9 veces más grande que el argentino y las colocaciones de plazo fijo allí son 10 veces más altas.

A su turno, Cristofani dijo que “hay una oportunidad para profundizar la bancarización minimizando el uso del efectivo”. Destacó que si bien el 80% de los ingresos que reciben regularmente los argentinos se acreditan en cuentas bancarias, más de la mitad de ese monto se utiliza en efectivo.

Por eso, el ejecutivo bregó por avanzar con “una propuesta que premie el uso de los medios de pago electrónicos”.
Según los cálculos de Cristofani si el 20% del uso del efectivo se deriva a los medios electrónicos, “conseguiríamos una suba de la recaudación de 1% de PBI, o el equivalente a US$ 5.000 millones”. Para lograr este objetivo, “hay que hacer una mesa conjunta en la que participen los bancos, el Banco Central, Hacienda, la AFIP, la ANSeS y el Congreso para hacer una propuesta que se pueda implementar antes de fin de año”.

A su turno, González Fraga se explayó sobre el rol del banco público. “La prioridad de la banca oficial es financiar la inversión. Así han crecido los países que han crecido. El Banco Nación no está para financiar el consumo ni al gobierno nacional, si bien hemos sido una rueda de auxilio del gobierno”. Luego hizo una fuerte defensa de los créditos UVA en medio de los reclamos de los deudores hipotecarios que aseguran que por el efecto de la inflación ya no pueden afrontar el pago de las cuotas. “Desde el Nación hemos dado más de 50.000 créditos por $ 60.000 millones. Sólo tenemos 47 con más de tres meses de mora, menos del 1 por mil. Y con 2 meses de mora, algo más de 100”. E insistió en que “la inmensa mayoría está muy satisfecha con haberlo tomado, por más que la cuota le haya subido el 55%, por encima del salario, y esto le haya generado problemas. Pero sigue pagando”.

González Fraga explicó también que desde el año pasado, “el valor del inmueble subió mucho más del 100%, porque se mide en dólares”, y resaltó que “los que tomaron estos créditos comenzaron debiendo entre el 75 y el 80% del valor de la propiedad, pero hoy deben el 45% en promedio.

Después de un año y medio de pagar la cuota, son dueños de más de la mitad de su casa”. “A nosotros nos falta la cultura del crédito hipotecario, algo que está presente en la mayoría de los países. En vez de tirar la plata pagando alquileres están comprando ladrillo a ladrillo”, añadió.

Si bien reconoció que “ha sido un problema que la inflación haya sido tan alta” se trata de “un instrumento bueno que hay que rescatarlo, tal vez perfeccionarlo, a lo mejor alternarlo con algún otro índice. En 2011 yo propuse tener un índice de salario como tope”.

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