Lastre. De un relevamiento encargado por ABA y Adeba, las dos mayores cámaras del sector, surge que la presión fiscal llega a un 40% del costo financiero total de un préstamo
Fuente: La Nación
Por: Javier Blanco
20.8.21
Los bancos denunciaron ayer que uno de los principales factores que impiden la recuperación del crédito es una estructura impositiva que ha ido creciendo en los últimos años y penaliza a los individuos o empresas que buscan financiamiento en el sistema financiero local.
«La decisión de financiarse con créditos está castigada por una alta carga impositiva. Si una empresa toma un crédito con una tasa de interés del 40% anual, terminará pagando un Costo Financiero Total (CFT) del 52% por un plus de 12 puntos porcentuales que aportan los impuestos», explican en un documento difundido ayer por las dos mayores cámaras del sector (Adeba y ABA).
La carga impositiva llega hasta el 40% del CFT de un préstamo.
Las entidades financieras buscan dejar en claro el lastre que la voracidad fiscal significa para la demanda de préstamos, en un país que tiene el menor apalancamiento crediticio de la región (apenas 10% en relación al PBI) y en el que las últimas medidas oficiales sólo impulsan que financien al Estado.
En la actualidad el sector público, entre lo que absorbe el Banco Central (BCRA) para mantener pesos esterilizados y la creciente exposición que los bancos van tomando a la deuda gubernamental (en especial tras la norma que los impulsó a cambiar Leliq por bonos y Letras del Tesoro), se queda con casi el 75% de los pesos que están depositados y bajo administración del sistema.
Es decir, sólo un cuarto del potencial mostrador de créditos está liberado a la demanda privada; claro que, en la mayoría de los casos, ni a costos ni a plazos que se adecuen a ella.
El pronunciamiento de los bancos intenta marcar que cualquier recuperación del crédito estará condicionada por el creciente lastre impositivo. El informe, por caso, apunta que la situación es aún peor para los créditos al consumo.
«Para el tomador que no tiene posibilidad de descargar el IVA, partiendo de la misma tasa, el CFT es de 57% y 17 puntos porcentuales son por impuestos. Esta fuerte carga adicional se da tanto en créditos de corto plazo como los préstamos personales y también en los de mayor plazo como hipotecarios, impactando, como se dijo, en las familias y las empresas», destacan.
Los datos surgen de un informe sobre la incidencia de los impuestos sobre el crédito, que tanto la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA, que agrupa a la banca de capital extranjero) como la Asociación de Bancos Argentinos (Adeba, referencia para la banca privada de capital nacional) le encomendaron a la Fundación Mediterránea (FM).
El trabajo, denominado «Impacto de los impuestos sobre el costo del financiamiento en Argentina», busca contribuir al debate para «encontrar las mejores opciones para el impulso de la economía y la generación de empleo privado».
«Creemos que es fundamental establecer políticas que permitan tanto a las personas como a las empresas pequeñas, medianas y grandes acceder al financiamiento, como lo hacen en el resto de la región y que éste sea el motor de la recuperación económica. Para crecer en ahorro necesitamos políticas que fortalezcan nuestra moneda y, para crecer en crédito e inversión, es necesario que la política elimine las distorsiones que genera el sobrecosto argentino», aseguró Claudio Cesario, presidente de ABA.
«El crédito es el instrumento idóneo para potenciar la recuperación económica y generación del empleo.
El sistema financiero está en condiciones de ser uno de los pun Asotales pero para hacerlo requiere políticas consistentes con esos objetivos y un esquema tributario, en todos los niveles de gobierno, que aliente el crédito a personas y empresas», agregó Javier Bolzico, presidente de Adeba. Tras un completo relevamiento de distintas plazas, se analiza la situación impositiva en los tres niveles de gobierno (Nación, provincias, municipios) y observa que los impuestos que afectan indirectamente al costo del crédito «explican entre el 10% y 18% del CFT de un crédito personal o hipotecario que no sea para vivienda única».
Los préstamos en pesos al sector privado están estancados tras el impulso inicial que tuvieron al imponerse en marzo de 2020 las restricciones por la pandemia. El stock total era de $3.190.822 millones a finales de julio, monto que implicaba un aumento del 34,7% (+ $822.376 millones) respecto del nivel que tenían hace un año pero implica una contracción de casi 17 puntos en términos reales, tomando en cuenta la inflación del período.
El trabajo de FM recuerda que el costo del financiamiento es uno de los determinantes de la inversión que, a su vez, es uno de los factores principales que influyen sobre el crecimiento económico. «Por ende, cualquier factor exógeno u originado en la política económica que conduzca a un aumento en el costo del crédito afectará negativamente las posibilidades de crecimiento», apunta.
Es allí cuando señalan que en la Argentina uno de los factores que ha incidido sobre el encarecimiento del crédito ha sido la suba en la presión tributaria en los últimos años, especialmente de los tributos provinciales y municipales, cuyas alícuotas se han incrementado prácticamente sin pausa desde 2009.
En el caso de los créditos personales a la tasa de interés anual (precio base) se incorporan los tributos que aumentan directamente el costo financiero total (CFT) tales como IVA, impuesto a los débitos y créditos bancarios (IDCB), entre los federales; sellos (IS) e ingresos brutos (II.BB.), entre los provinciales y tasas municipales por inspección de seguridad e higiene (TISH) o hasta cartelería o tenencia de cajeros automáticos. «De esta manera, si una persona paga una cuota de un préstamo personal que incluye $1000 de intereses, en realidad estará pagando $440 de impuestos y $560 de tasa de interés pura (neta de todo impuesto que grava la transacción financiera y a las entidades financieras)», ejemplifican.